Hacia el fuego
Comentario
¿Hasta qué punto podemos conocer al otro? ¿Hasta dónde tenemos que llegar para cumplir promesas que nadie ve? ¿Uno es un compañero para servir de apoyo o para adherirse a la piel ajena?
Buscábamos el suave choque entre el espacio (que oprime) y el tiempo (tan vasto), entre lo que uno puede contener y lo que le rodea.
Queríamos lo doblemente hipnótico: el avanzar sobre el paisaje y los ecos de Sherezadhe.
Queríamos que en este lugar tan cerrado que es un coche hubiera espacio para una vida que, como la de cualquier conocido, es un rompecabezas que nunca se acaba de montar.
También queríamos tocar un momento concreto: cuando una despedida es a la vez un reencuentro.